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Reto 3: Comunicar

Los 8 retos de la gestión de una escuela.

· Los ocho retos

La comunicación forma parte del gobierno de una escuela y es hoy en día una función estratégica. Qué comunicamos y cómo lo hacemos aporta confianza a la comunidad escolar, da visibilidad al proyecto educativo y refuerza la imagen de la escuela.

Antes de continuar con este post, me gustaría hacer un simple cálculo. Imagínese una escuela de dos líneas que ofrece desde P3 a 2º de Bachillerato. Esto, por lo menos son unos 800 alumnos, unos mil padres y madres, dos mil abuelos, unos sesenta maestros, unas treinta personas de servicios y sin contar monitores, entrenadores, etc. tenemos que en una escuela de esta dimensión interaccionan de forma habitual casi unas cuatro mil personas. Son muchas, ¿Verdad? ¡Asusta!, incluso la cifra asusta si queremos que todos tengan una percepción determinada de la escuela, algo, creo imposible. Conseguir que una percepción sea mayoritaria requiere comunicación.

Tener sistematizada la comunicación a partir de un plan anual que recoge y describe cómo esta se organiza en la escuela es importante si queremos establecer una comunicación eficaz y eficiente entre toda la comunidad educativa. De esta forma aportaremos coherencia de mensajes y no dejaremos nada a la improvisación.

Los canales de comunicación deben ser claros, transparentes y abiertos, y se les debe dar visibilidad a través de diferentes formas: redes sociales, presentaciones orales, fiestas, publicaciones, página web del centro, revista escolar, reuniones de tutoría, etc .

La escuela debe trabajar por una comunicación bidireccional, centro-entorno, de manera que posibiliten el enriquecimiento continuo y debe ser capaz de crear y mantener una red abierta a la comunidad educativa.

Se velará también, para que el sistema de comunicación sea general y estable, integrado dentro de las dinámicas habituales de comunicación del centro y a partir de unos objetivos se deberá definir qué comunicamos, cómo lo hacemos, cuándo y quién lo hace.

Es importante, pararse en el quién. Empieza a ser usual en las escuelas disponer de personas que se encargan de la comunicación; esto está bien dado que es una forma de hacer latente la necesidad de esta función, que ya hemos dicho estratégica, en el organigrama. Ahora bien, todos en la escuela comunicamos y la actuación individual de todos los que trabajamos en la escuela, forma parte de esta comunicación sin dejar de considerar que la responsabilidad final de la comunicación, corresponde a las direcciones.

El plan de comunicación, debe incluir la ordinaria, aquella que debe estar planificada y prevista, y también la extraordinaria, cada vez más frecuente. ¿Qué pasa cuando hay imprevistos?

En todas las escuelas surgen cada día situaciones diferentes, algunas de las cuales tienen cierta complejidad por qué generan malestar entre las familias. Se trata de la comunicación extraordinaria o la "comunicación de crisis". Tenemos infinidad de ejemplos, tutores que están de baja, convocatoria de huelgas de maestros, sanciones a un grupo de alumnos, cambios o anulaciones en salidas y excursiones, cambios en el comedor escolar, etc. Si queremos que las familias realicen una interpretación real de un hecho concreto, hay que comunicar.

Ante estas situaciones, los directivos de la escuela deben actuar para gestionar "la crisis" sino queremos que algunas redes sociales dañen al posicionamiento de la escuela. No podemos caer en la trampa del "ya comunicaremos cuando tengamos más a decir". Deberíamos pensar que la mayoría de familias entiende que en la escuela se den situaciones complicadas; pero estos padres y madres que entienden quieren también ver cómo reaccionamos ante las mismas. Es en estas situaciones donde el qué y el cómo se comunica es muy relevante, especialmente el cómo dado que da valor a la decisión tomada ante un problema.

En la medida que sistematizamos la comunicación, tanto la ordinaria como la extraordinaria, cada vez habrá menor dificultad en comunicar y cada vez sabremos más. El hábito y la constancia ayuda a unificar mensajes evitando contradicciones, lo que contribuye a reducir la comunicación extraordinaria y por tanto menos problemas.

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